miércoles, 15 de junio de 2016

MAS AVENTURAS EN EL SUPER - LAS COMPRAS DEL FIN DE SEMANA


Haces una lista en casa: Cerveza, güiski, coca-cola para el güiski, frutos secos para el güiski, ginebra por si se acaba el güiski, café, galletitas, espuma de afeitar, cuchillas. Y añades algunos lujos asiáticos: Y como no te acuerdas de más, decides improvisar el resto. 17:00 No le des más vueltas, la cagarás. Por mucho que pienses: es final de mes…, nadie tiene un duro, Sábado 5 de la tarde todo el mundo debe estar durmiendo la siesta. Te decides y vas al SUPER. Ya en las inmediaciones del centro, hay un atasco del carajo. Cientos de miles de gilipollas han pensado como tu… Te pones en la cola de coches que espera para entrar al parking. Ni un puto sitio para aparcar. De pronto, cuando estás a punto de marcharte, ves una maruja que se dirige a su coche. Frenas en seco y te dices para ti: “Ni el séptimo de caballería me mueve de aquí”. Eso si, la maruja no tiene prisa. Tranquilamente abre la puerta del auto, y comienza a meter las bolsas una a una, revisando su interior, como si no fuera su compra, como si le extrañara ver el paquete de garbanzos ahí. Tu tensión nerviosa esta subiendo. La maruja por fin, después de buscar durante 10 mi n utos en el bolso las llaves del coche, abre y entra. Oyes como rasca la caja de cambios al intentar meter la marcha atrás. Al final se encienden las luces de marcha atrás. No te hagas ilusiones, se le cala el coche. Y vuelta a empezar. Punto muerto. Se asegura moviendo dieciséis veces la palanca… Al fin sale ella y entras tú. 17:45 Te dices bueno lo peor ya ha pasado, respiras y te calmas.

De pronto ME CAGO EN LA PUTA ¡¡¡LA VIRGEN SANTISIMA!!! No tienes monedas de UN EURO para coger el puto carrito. Estás a un huevo de la caja central. Si alguien pusiera un negocio de préstamo de monedas se forraba; estarías dispuesto a pagar intereses del 200% y garantizarías la póliza con tu vida si fuera necesario. 17:55 Ya tienes 10 monedas de UN EURO -jodiéndote los bolsillos- pero ahora en las inmediaciones de la puerta no hay carritos. Te recorres otra vez las diez hectáreas de parking buscándolo. La tensión arterial se te pone en 20-14. Por fin encuentras uno para ti solito. Lo coges y mientras vuelves al interior del centro te preguntas ¿Por qué todos los carritos tienen una hoja de lechuga? ¿Es que hay un grupo de empleados que las va colocando por la mañana, una a una? Cuando no es temporada de lechuga, ¿de donde las importan? ¿Contribuye esto al aumento de la inflación y el déficit comercial? más preguntas: ¿Por qué siempre te toca un carrito con las ruedas jodidas? 18:15 Bueno, estamos dentro. Mientras te diriges a tu destino, te asalta una patinadora que te ofrece la tarjeta de crédito del SUPER. La patinadora está buenísima. – Señor le voy a comentar las muchísimas ventajas de nuestra tarjeta, bla, bla Tu no le quitas ojo a las tetas. – Bla, bla,… solo un 2% de interés. Preguntas – ¿Anual? La pobre que todo lo que tiene de buena lo tiene de boba contesta: – Si, no, no sé, pero me parece que 2% al mes. De vez en cuando una voz monótona y anodina -como de MacDonald pidiendo una cheeseburger- interrumpe para lanzar una oferta. El sonido es tan malo que tu oyes: YO TE FOLLO Y TU ME TOCAS LAS TETAS, en realidad la voz ha dicho: MUSLOS DE POLLO A QUINIENTAS PESETAS. Es ahora cuando de verdad empieza tu calvario. Los pasillos están atestados; ¿porque las mujeres dejan el carro en medio del pasillo, mientras se van a buscar productos 200 metros más allá? Siempre hay marujas con su chandal y sus tacones -arregladas pero informal- con un culo tan gordo que bloquean  el tráfico. Es una jungla. No hay reglas. Nadie cede el paso. No existen semáforos, ni señales. Una vieja gorda que va detrás de ti te ha golpeado ya tres veces con las defensas metálicas del carro, en los tobillos. La miras con los ojos inyectados en sangre, pero la muy cabrona ni siquiera se da por aludida. Hay familias que han venido al completo para comprar:

El Marido, cara de culo estreñido, está a punto de soltarle la tercera hostia al niño de 6 años que lleva tres horas llorando por un chocolate que regala cromos. La hija mayor, de 18 años, lleva unos pantalones negros talla S a punto de estallar. Top que apenas contienen unas desproporcionadas tetas y dejan ver un ombligo perdido entre michelines flácidos. Su madre al lado parece que quiere hacer la competencia a su hija, están comprando  unos macarrones dietéticos que llevan un adesivo con el texto "Elimina Grasas" pienso, Yo si que os eliminaba a los cuatro juntos.
19:30 Estás sudando, jadeas, tienes los riñones al jerez de tanto luchar con el carro. ¿Es que tienen vida propia? ¡Si es que toman sus propias decisiones! Tú quieres ir a la derecha, él se empeña en girar a la izquierda… Consientes, vas a la izquierda, total tenía que ir a la sección de café e infusiones. De pronto cambia de opinión y se para. No quiere andar el muy cabrón. Empujas y lo consigues, pero esta vez se gira a la derecha. Embistes la góndola de las compresas, y caen varios paquetes de compresas con alas. … 19:40 Ya has comprado casi todo. ¡Ah te falta la sal!… Alguien puede decirme que mente retorcida decide la ubicación de la sal en un SUPER. ¿Pero donde cojones está?… Además no hay personal a quien preguntar, esto es un autoservicio que significa: búscate la vida mamón. Debería haber una sección para hombres: En los estantes de arriba el güiski, debajo coca-cola, tercer estante frutos secos y a ras de suelo: Sal, pepinillos y papel higiénico. ¡Joder, que es muy sencillo!… 19:50 Has terminado, o eso creías. Te diriges a caja. 89 cajas. Todas repletas. Llevas 24 artículos por lo tanto no puedes ir a una caja rápida.  Te pones a la cola de la número 64 y esperas. La cajera, es tan lenta que cazando caracoles se le escaparían todos por velocidad. Tu presión sanguínea no da para más. Eres como una olla express a punto de explotar. La señora que está pasando los artículos en ese momento, vuelve a mirar con asombro cada uno, como si ella no los hubiera puesto ahí. La que está justo delante de ti, te dice: – Oiga joven, ¿Podría vigilarme un momento la compra, que he olvidado el perejil? Y se va antes de que hayas tenido tiempo de abrir la boca. La cajera se queda sin cambio. Nos quedamos todos quietos esperando a otra patinadora que está mas buena que la anterior traiga el cambio. Siguiente cliente y la del perejil sin aparecer. Al nuevo cliente no le funciona la tarjeta, o no hay línea, yo que sé. Prueba con otra tarjeta. Mientras piensas: “El partido de fútbol debe estar cerca del descanso, ver si llego para ver la 2º parte”. Y la del perejil sin aparecer. Finalmente tienes que empujar tú mismo el carro de la señora del perejil y aproximarlo a la caja y esperas a que aparezca. Detrás de ti empiezan a protestar y has oído que te han llamado Gilipollas por no saltarte el turno. Piensas en que si hubiera una sección de Armería, te comprabas un kalasnikov y después de vaciar el cargador te ibas a quedar la mar de relajado… Llega por fin y no solo trae el perejil, viene con las manos llenas de paquetes. Esperas. Esperas más. Por fin, tu turno. La cajera no deja de mascar chicle. Vaya por Dios, el paquete de papel higiénico tiene mal el código de barras y debe llamar a caja central para consultar el precio. Miras para atrás y ves odio en la mirada de todos los que están en tu cola. Sientes vergüenza. Pagas y mientras sales oyes nuevamente por megafonía: TE FROTO EL CIPOTE Y HASTA LAS NALGAS. O tú estás obsesionado con el tema, o tienes un oído caprichoso. Mientras te acercas a tu coche, que lo dejaste a tomar por culo, intuyes que el mensaje era: EN OFERTA UN BOTE DE ANTI-ALGAS.

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