En mis visitas a las franquicias, había una que me divertía mucho, la franquiciada era una chica-mujer (no voy a revelar su identidad, durante y después de trabajar en la empresa, me trato de maravilla) quería tener un trato especial conmigo, con regalos e invitaciones pero su novio-marido siempre terminaba apareciendo,no penseis mal, decia que la unica persona que la hacia reir en toda la empresa era yoy solo por sto ya era feliz, de todos modos parte del aliciente de la visita es que cuando iba o íbamos a la cafetería siempre me cruzaba con una perfumera.
Por la mañana cuando me dirigía al bar y volví a pasar por delante de ella.
_¿hace frío, eh?
A lo cual ella contesto con un significativo.
_Ñic.
Consumado el dialogo, que ha mi manera de ver tendría que haber roto el hielo, mientras yo desayunaba, en una de las mesas del bar que hay entre la perfumería y la tienda, ella se apoyó en la puerta, ladeando su cadera (su cadera es su principal elemento comunicativo) para que la viera.
Minutos después, cuando vino la dueña a abrir la perfumería, ella vino al bar, dirigió una ojeada al interior y cuando esta se aproximaba a donde yo estaba, la comisura derecha de sus labios efectúo un pequeño movimiento hacia el ojo del mismo lado, movimiento que no dudo en calificar de sonrisa, evidentemente dirigida a mi.
Por la tarde después de comer, me dirigía hacia la barra a pagar, la vi a mi derecha sentada y hasta aquel momento oculta por un ejecutivo que entre ambos se interponía,
_Y qué, ¿todas las mañanas tienes que esperar tanto?
_Pues unos días sí otros días no – contesto con la vista fija en el cortado que se estaba tomando. _Ah. Contesté, siendo este el dialogo mas intenso que habíamos sostenido.
La semana siguiente, solo pude hacerle una leve inclinación con la cabeza y una tenue sonrisa, pero esta vez no correspondida con un posible Ñic de las 10 de la mañana.
Cada vez que iba de visita me cruzaba con ella en la puerta de la perfumería, las conversaciones no pasaban de
_Se retrasa la dueña
_Que perfume vendes mas
Y siembre con su movimiento de cadera y su Ñic,
Fueron seis meses de intentar conseguir un poco de dialogo, tenia curiosidad de conocer una perfumera.
Me tenía intrigadísimo, un día vino a la mesa, estaba anotando unas incidencias del trabajo y se planta delante de mí con las manos apoyadas en sus caderas (que movimiento tenían) me mira fijamente y dice.
_Preciosidad, tu eres tonto del culo
_Haber cuando te decides o tendré que proponértelo yo
_Tanta pregunta tonta, tienes vergüenza o no sabes preguntar cuanto cuesta un servicio.
Tengo una pequeña cicatriz de la quemada que me hice al caérseme el café con leche encima la pierna, yo no sabia que decir, los ojos como platos, la boca como otro plato, este sopero. FLASH !!! En mi interior una voz que me decía ERES UN IMBECIL, y yo le contestaba _parecía una buena chica.
En la siguiente visita, la chica no estaba y curiosamente la perfumería había cerrado.
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