De un tiempo a esta parte, cualquier creativo publicitario, gerente de ventas o encargado de marketing de una empresa, cuando quiere vendernos su nuevo producto, lo define como “inteligente”. Es así que tenemos casas, autos, máquinas de fotos y hasta rollos de papel higiénico “inteligentes”.
El último ejemplo de esto es –según escuché en la radio- la zapatilla “inteligente”. Y que hace la zapatilla inteligente os preguntareis. Quizás me dice cual es el camino más corto o sabrá la lista completa de Presidentes de Finlandia desde 1894 a la fecha, quizás me cante antes de darme las buenas noches. Bueno, no hace nada de eso. Simplemente por unas cápsulas de aire que tiene en la suela amortigua los desniveles del terreno. Ah bueno ...!!! Que inteligencia superior! Que avance de la ciencia! Un pequeño paso para el hombre, un gran paso (en zapatillas) para la humanidad!! Y por qué no agregar en la promo que viene con esas porquerías fluorescentes para que nos vean de noche, también. ¿Eso es ser inteligente? O más bien, puede una zapatilla ser inteligente? Y sí lo es, no es mas inteligente que mi perro que va detrás de una perrita y por fiestas mirando tiendas le gustaba Cartier, pero tuve que desengañarle, no esta dentro de sus posibilidades.
Que no nos engañen más, amigos! Ni las zapatillas, ni las casas ni los diputados son “inteligentes”. No tiene facultad de comprender ni se adaptan a su entorno. Los que pretenden ser inteligentes y creen que somos idiotas son quienes nos venden estas bazofias, a un precio exorbitante queriendo convencernos de que saben pensar y que la zapatilla nos hará mejorar nuestra vida social, que si no las tienes eres un mierda.
Los publicistas, actualmente son unos niñatos imbeciles, que se sienten superiores por el hecho de humillarte, estas “out” si no escuchas lo último y si no compras las zapatillas fluorescentes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario