A los poseedores de Cd's, a los patéticos dinosaurios que aún poseemos discos CD nos rodea la zozobra. Nuestra discoteca, más que un pequeño reducto de cultura, se parece a Villa Miseria, o por lo menos a un barrio abandonado por el Alcalde; El CD podrá estar más o menos rayado, manchado o impreso de huellas digitales, pero las cajitas están, en un 90 %, cascadas, sus rincones hechos trizas, rajaduras dignas de una vendetta siciliana cruzándolas en diagonal, la tapa completamente separada de la base, en algunos casos reconstruidas frankensteinianamente con la base de uno y la tapa de otro, en muchos casos compuestas sólo de base, y el disco, desnudo e indefenso, agarrado lastimeramente de la estrella central, a la que tal vez sólo quedan dos puntas; en otros casos, la tapa sola, y completamente inútil, yace semioculta entre el resto de la colección, con la esperanza de encontrar su base correspondiente y sobrevivir unas semanas más.
¿Quién fue el DISEÑADOR INDUSTRIAL DEGENERADO Y CORRUPTO que decidió que la mejor música del mundo, la nuestra, debía ser almacenada en una cajita hecha de un material más duro que la cartulina – como para que se quiebre – y más blando que el Adamantium – como para que no resista?
Una caja hecha de dos partes sostenidas entre sí por unas miserables ranuras quebradizas y ruines; una caja que NUNCA fue muy sencilla de abrir – como para que le tengamos mania, y que, cuando ya estaba DEMASIADO MAL HECHA, aprisionaba nuestro CD a dentelladas con los colmillos de su “agarrador” central, y que nos obligaba a tirar de él, doblándolo dolorosamente, hasta que lo lberaba con un chasquido de resentimiento, como diciendo “Está bien, llevátelo... De cualquier manera volverá a ser mío muy pronto... Mío... Mío!!!”
La historia del recipiente está llena de gaffes imperdonables: la bolsita de mayonesa que no se puede abrir; la cáscara del huevo, que no se puede volver a cerrar; el bolsillo, que se rompe a la tercera vez que guardás las llaves; la bolsa de plastico del súper, que se multiplica por veinte aunque tengas que llevar sólo diez cosas; la antestética riñonera.
Pero ninguno de estos anti-diseños está destinado a algo tan noble, tan etéreo, elevador y frágil como la Música. Ella tenía un habitáculo más noble en el sobre de cartulina del long play; Algunas editoras han intentado reproducir este sistema, pero no han logrado imponerlo a escala y yacen en la categoría de “curiosidades bonitas para melómanos maniaticos, dicho con todo respeto.
Entonces, ¿a quién quieren hacer creer que NO FUE A PROPÓSITO? ¿Cómo comernos que NO ESTABA PLANIFICADO? ¿Cómo dudar, vista la torpeza y engorro de su confección, de que la p**a cajita ha sido mal diseñada, sólo para allanar el camino de la música online, que no satisface ningún tipo de fetichismo, que no trae fotitos ni letras ni se puede contemplar con ansiedad en el bus o metro deseando llegar a casa para poner el track 1 y el 3, pero tiene la ENORME, MONSTRUOSA, MEGALÍTICA VENTAJA de NO VENIR EN CAJITA DE CD? .
Lo que no pensaron fue que la musica "ONLINE" podrias descargartela gratis
Muy bueno si señor!!!
ResponderEliminarVaya mierda de soportes para musica
Silvia